Cuando se enciende la llama azul de una estufa de gas, el quemador emite algo más que calor, entre los contaminantes emitidos por las estufas se encuentra el benceno, un compuesto que está relacionado con el cáncer.
Los niveles de benceno pueden llegar a ser más altos que los encontrados en el humo de tabaco de segunda mano y la contaminación por benceno puede propagarse por toda la casa, según la investigación.
Una nueva investigación demostró que millones de estadounidenses, especialmente niños, pueden tener mayor riesgo de padecer cáncer después de estar expuestos a la contaminación de las estufas de gas.
Contaminantes que inciden en la aparición de cáncer
Los niveles de benceno, sustancia química relacionada con un mayor riesgo de leucemia y otros cánceres de células sanguíneas se infiltra en millones de hogares cada vez que los residentes encienden sus estufas de gas.
Los carcinógenos son sustancias que aumentan el riesgo de cáncer. Según NPR, el 35% de los hogares en el país, utilizan estufas de gas a pesar de los riesgos para la salud y el medio ambiente, que en la mayoría son desconocidos.
En el estudio, los investigadores examinaron los riesgos para la salud en hogares con estufas de gas que emiten la mayor cantidad de benceno, específicamente, y determinaron que el uso de estas cocinas está afectando a aproximadamente 6,3 millones de estadounidenses.
Los expertos midieron los efectos del uso de las estufas en pequeña, mediana y alta concentración, así como su uso en ambientes ventilados y también sin ventilación, revelando que el uso de hornillas a gas en hogares con poca ventilación aumenta significativamente el riesgo de cáncer.
Los niños, los principales afectados
Adicionalmente, los investigadores descubrieron que si no se utiliza ventilación, “los riesgos para los niños son [aproximadamente] entre 4 y 16 veces mayores que el límite común de efecto cancerígeno para los cuatro tipos de viviendas”.
También descubrieron que las campanas extractoras residenciales no siempre son eficaces para reducir las concentraciones de benceno y otros contaminantes, incluso cuando ventilan al exterior.
Para mitigar el riesgo de cáncer, los científicos recomiendan las cocinas de inducción, que mejoran considerablemente la calidad del aire interior, en parte porque no emiten benceno y son aproximadamente tres veces más eficientes que las cocinas de gas.