Cuerpos carbonizados, mutilados, gente herida, llanto y dolor fue lo que sacó a Empalme de su tranquilidad ese 19 de febrero de 1983… A las 13:25 horas…
¿300 muertos o 65? La tragedia del trenazo en estación Moreno
Por Sergio García
EMPALME, Son.- El tren de pasajeros se detuvo por una avería en Estación Moreno, un caserío en medio del monte, entre Empalme y Hermosillo; de pronto, de la curva salió el tren de carga a toda velocidad como de la nada… el impacto fue brutal y en pocos segundos perdieron la vida de 100 a 300 personas.
Cuerpos carbonizados, mutilados, gente herida, llanto y dolor fue lo que sacó a Empalme de su tranquilidad ese 19 de febrero de 1983…
A las 13:25 horas el tren de pasajeros había sido chocado por un tren carguero justo en Estación Moreno, 55 kilómetros al Sur…. La alarma cundió rápido, pero la información no era completa por falta de medios de comunicación.
Las mujeres y los niños corrían por los callejones y las calles arenosas de Empalme al hospital del ferrocarril y a las oficinas del sindicato y talleres a buscar información.
Fue un accidente que dejó paralizada a la sociedad empálmense. El tren carguero, número 44 chocó por alcance al tren de pasajeros.
El tren de pasajeros estaba averiado en medio de la vía, cuando de pronto llegó el tren carguero impactando a toda velocidad, cerca de cien kilómetros por hora por atrás al tren de pasajeros.En segundos se incendiaron cuatro vagones, causando una tragedia que hasta la fecha enluta a muchos hogares empalmenses o lo recuerdan con horror.En Estación Moreno la escena era espantosa.
.“Los vagones del tren estaban volcados, formaban una zeta, incendiándose, gente herida y muerta por todos lados”, narra el periodista Javier Velásquez Peña.
Javier fue de los pocos reporteros que logró llegar al lugar del accidente, montado en una moto del ferrocarrril, pues los caminos de terracería eran malos.
Javier llegó como a las 15:30 horas al lugar del accidente y lo que vio aun le causa dolor, por la tragedia ante sus ojos. “No íbamos preparados para tanta desgracia”, dijo.
A una mujer que gritaba pidiendo ayuda intentaron sacarla de debajo de un vagón, su cuerpo estaba aplastado, pero solamente extrajeron su torso, sus piernas quedaron abajo y ahí murió.
“Otro caso fue el de un señor que llegó de Hermosillo, en carro particular. Preguntaba desesperado por sus niñas y su esposa. Él sabía en qué asiento iban. Pronto las localizó por un anillo. Yo estaba parado a su lado y el señor abrazaba un cuerpo carbonizado llorando… ¡Mis niñas, mis niñas!”, decía derrumbado en el piso de tierra en medio del monte.
Lito Obeso Tapia, vecino de Ortiz, perdió ahí a sus cinco hijos varones, todos quedaron muertos, comenta Javier.
Llanto de los soldados
Javier Velásquez narra cosas como el hecho de que los pobladores cercanos se robaron las maletas de los accidentados. Hubo una rapiña indignante. “Yo vi a unos domperos de Maytorena que llevaban el dompe lleno de maletas robadas”, comenta.
Policías y soldados se portaron a la altura. “Vi a los soldados llorando bajito por la tragedia. No podían creer lo que miraban. Para que gente tan curtida como un soldado llore, imagínate el tamaño del accidente”, comentó.
En redes sociales la tragedia se recordó por una foto que subió Elías Miranda Canevett, ex empleado del ferrocarril, nacido en Empalme que reside ahora en Nogales.
Rodeado de trenes de juguetes y otros aditamentos relacionados con el ferrocarril, como lámparas, banderines, gorras y demás, nos otorga una entrevista para recordar del caso.
Elías era empleado administrativo y tenía 16 años de edad en ese tiempo. Él vio salir ambos trenes, el de pasajeros, número 4, y el de carga, llamado el tren local o el 44.
Ambos salieron con tiempo y con 20 minutos de diferencia al menos, como lo marcaban los reglamentos de entonces.
Al solo embrujo de una foto, el dolor del pueblo de Empalme se volcó en el facebook de Miranda Canevett.
Jorge Valencia: “… la mayoría de los pasajeros eran estudiantes, trabajadores y familias ya que por ser fin de semana…”.
Alejandro López Tejeda: “A Martín Gutiérrez debe de hacerlo temblar el recuerdo, allí murió su joven pareja, una joven de 17 años llamada Araceli Muratalla quien al momento se encontraba embarazada. Mucha gente murió quemada con vida… las primeras ambulancias llegaron después de casi tres horas de sucedido el accidente…”
Continúa la narración de Alejandro López: “Ahora hay una capilla que la mando construir un señor de apellido Escalante que vivía enfrente de la Puerta de la Secundaria federal Benito Juarez, alli murió su hijo conocido como el Chon Escalante, estudiante de la Unison, nunca encontraron su cuerpo, sólo hubo testimonios que el golpe lo sorprendió en el baño y que se escucharon los gritos que decía soy el Chon Escalante…”.
Sintia Dinorah Valdez, escribió en facebook: Si, recuerdo que murió el hermano de Mario Escalante, Y también recuerdo que salimos al centro, y nos encontramos como 3 funerales, las campanas de la iglesia no dejaban de sonar, se sentía un ambiente muy pesado y triste en la ciudad.
Yoly Ramirez: “Aunque yo tenía escasos 12 años…tengo muy presente ese fatal accidente… de Don Nicanor Virgen q e.p.d amigo de mi Padre.. ( el Tepas ) q.e.p.d… jamas olvidaré cuando a vuelta de rueda llegaban los vagones con personas heridas, esos gritos de dolor ahi dentro..y de todas las personas esperando respuesta al gritar con desesperación el nombre de sus seres amados… que tristeza!!!”.
Alma Maldonado: “Era un sábado 19 de febrero de 1983, como no recordarlo, afortunadamente a mi padre no le pasó nada (piernas fracturadas) a diferencia de otros, mi novio hoy mi esposo Oscar Hernández… aquí en Empalme era un caos el escuchar que la gente se quemaba viva y gritaba sus nombres para que les comunicaran a sus familiares, por la tarde noche recuerdo que jalaron el resto del tren con los heridos lo metieron a los talleres de de ahí sacaban a los heridos a los hospitales”.
Jose Ramon Garcia Valenzuela: “y si, fue Pepe quien murió a quien lo recuerdo firmando la tabla para haber si alcanzaábamos vacantes. Desgraciadamente víctimas que no se localizaron se dieron por carbonizadas, ya que al subirse la máquina del carguero sobre los coches pasajeros, el combustible diesel de ellas los bañó y con las grandes chispazos de fierro contra fierro se prendio dicho combustible y gente ya sin vida bajo los escombros, fue calcinada, tal vez por eso no se encontraron…”.
HEROÍSMO FERROCARRILERO
También hay relatos de heroísmo que el señor García Valenzuela platica, recordando que en ese tren pasajero viajaba su sobrina Alma Delia, quien salió ilesa; pero recuerda a dos niños hermanos de Alma, Ana Elsa y Ariel, que fueron a averiguar, pero llevaban sus rostros pequeños, llorosos, desencajados.“… “y brincando la barda de los talleres que está atrás de la casa, fuimos a la zona de abasto de los talleres donde entró un tren especial que en coches pasajeros, trasportaba a los que salieron vivos… Me encontré con Chachi Esquer que era parte de la tripulación del pasajero, esposo de mi querida comadre Carlota… Y me llevó a un carro express y sobre el piso estaba un hombre completamente quemado, achicharrado y me dice el Chachi: Es el Pata, fíjate que aún en llamas salvó varias gentes jalándolas lejos del fuego y él, bañado de diesel, era una llama humana y se quedó pegado al monte así como lo ves.”
“Se trataba de Juan Manuel Estrada, alias “El Pata” convertido un bulto negro hinchado como que en cualquier momento reventaría, fue grotesco pero me dio compasión, el fue compañero de trabajo y saber lo que hizo por otras personas…, me dolió tanto como terminó su vida y porque fue un buen amigo compañero de trabajo que precisamente venía de hacer un trabajo en Nogales”.
Alejandro López Tejeda recuerda el caso del padre de Alma Maldonado, y de un compañero de trabajo que se llama Oscar.
“Nos subíamos juntos alli en Estación Torres, normalmente nos manteníamos juntos hasta llegar a Empalme. Tu Padre quedó atrapado del pie por el filo de la tapadera de los escalones contra la tierra, y milagrosamente Óscar quedó atrapado en el hueco que se forma entre los escalones y esa tapadera cuando se bajaba y se cerraba la puerta del vagón. Óscar tenía su pierna hecha pedazos, pero todo su cuerpo estaba intacto, pero atrapado y rodeado de puro fuego…
El pie de tu Papá no permitía empujar la tapadera para que Óscar se liberara, y Óscar en su desesperación cavó en la tierra para empujar y liberar el pie de tu Papá y así lograron salvarse los dos. Tu Papá salió con los tobillos despedazados, pero Óscar con su pierna hecha pedazos, se la tuvieron que amputar”.
LOS MUERTOS NO COINCIDEN
Diferentes versiones y testigos coinciden en la cantidad de muertos, pero no coinciden para nada con el reporte oficial, que por aquellos tiempos era incuestionable.
Citando a Arnulfo Castellanos Moreno, actualmente profesor de Física de la Universidad de Sonora, indica que “el domingo 20 de febrero de 1983 dijeron que había quince muertos, al día siguiente ya habían encontrado a cuarenta y cuatro víctimas y más de noventa heridos, un día después se publicó que quizá llegarían a sesenta y cinco. Finalmente, el miércoles 23 de febrero se transmitió la noticia oficial: después de retirados los escombros, los muertos eran sesenta y ocho y había treinta y tres cadáveres sin identificar”.
Los cálculos de Elías Mirnanda Canevet y José Ramón García Valenzuela, ex ferrocarrileros ambos, coinciden con Javier Velásquez Peña, periodista y casi el único periodista testigo de los hechos, pues llegó dos horas después del accidente.
Las tres versiones coinciden en que cada carro o vagón llevaba de 80 a 100 pasajeros, sentados y de pie; eran largos y con capacidad suficiente.
“Los cuatro carros de atrás recibieron el impacto y fueron mojados con el diesel de la máquina del tren carguero, lo que propició el incendio”, comenta Elías Miranda mientras muestra en trenes de juguete cómo ocurrió el percance.
LA FOSA COMÚN DE FAST TRACK
Javier Velásquez, testigo presencial, narra como llegó una máquina retroexcavadora, y comenzó a hacer un hollo en el monte y como a eso de las 21:00 horas, ya estaba oscuro, comenzaron a echar a los muertos a la fosa común.
“No habían pasado ni ocho horas del accidente y ya estaban enterrando a los muertos, ocultando la magnitud de la tragedia”, comentó.
Javier Velasquez narra cómo agarraban los cuerpos y los echaban a la pala mecánica de la retroexcavadora y ésta los llevaba hasta la fosa común. “Después de esto ya los soldados no nos permitieron acercarnos más”, comentó.
El hermetismo de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales) era total y el del Gobierno Federal era mayor, así que las versiones oficiales quedaron en 65 muertos, lo cual es una mentira.
El recuerdo de las escenas sangrientas, tristes, de la cantidad de muertos aun conmueven a Javier Velásquez, por eso sabe que los muertos fueron más.
“Precisamente los empalmenses tienen quizá poca memoria de este accidente, porque casi no hubo cuerpos, sólo desaparecidos, como si todos se hubieran esfumado… y el Gobierno ocultó todo”, comentó Velásquez Peña.
Con los atentos saludos de Sergio García, Periodista. Tel: / 6311090161Alios ventosque alias procellas vidit