Mientras aguarda a que se concreten las órdenes firmadas dirigidas a facultar a los agentes de diversas agencias para así poder arrestar a inmigrantes con el objetivo de deportarlos a sus naciones de origen a la brevedad, la administración Trump se encuentra en la búsqueda de más aviones destinados a trasladar a las personas detenidas.
Aunque el viernes por la mañana la Casa Blanca publicó las primeras fotografías donde se obseva a inmigrantes encaminarse a un avión militar para enviarlos de regreso a sus países de origen, el contingente resulta insignificante con respecto al compromiso establecido por el nuevo gobierno de realizar la mayor deportación en la historia estadounidense.
El objetivo de Donald Trump es expulsar a millones de extranjeros que desde hace años viven en la Unión Americana sin la documentación necesaria para acreditar su estancia y a quienes además describe como criminales.
Por ello está enfocado en modificar lo que legalmente le ayude a concretar sus planes y que además requiere de un multimillonario presupuesto para concretarlo.
Parte de ese dinero se destinará a cubrir los gastos de desplazamiento aéreo de la masiva operación.
No obstante, otro de los grandes inconvenientes es que tampoco cuenta con la flota suficiente de aviones para estar surcando el cielo abarrotados de inmigrantes.
Durante una reunión sostenida con representantes de medios informativos, Stephen Miller, subjefe de gabinete de la Casa Blanca, indicó que, pese a tener disponibles algunas aeronaves, se trabaja para conseguir las necesarias para agilizar la deportación de extranjeros.
“Obviamente, tenemos activos aéreos del DHS (Departamento de Seguridad Nacional), activos aéreos del DOD (Departamento de Defensa), activos aéreos del Departamento de Estado, activos aéreos comerciales, activos aéreos chárter, es decir, todos los activos que se puedan usar para llevar a cabo una deportación legal”, subrayó.
Cabe señalar que la compleja misión asumida por el gobierno también requiere de instalaciones donde resguardar a los inmigrantes proyectados a deportar, las cuales tampoco se han definido o quizá ni construido.
En este sentido, al gobierno federal podría llevarle más tiempo del previsto lograr encaminar su proyecto de deportación migratoria, pues cuatro años quizá no le resultarían suficientes con respecto a los millones de inmigrantes pendientes por arrestar.